Una de las estrategias más efectivas en la guerra es: dividir. Para dividir, hay que atacar cosas como la identidad, las creencias, los valores, las costumbres y las tradiciones, cosa que se tiene que hacer de manera progresiva, porque nadie cambia a una generación de la noche a la mañana. Históricamente, nuestro hemisferio occidental ha sido conocido por el alto apego a valores como la familia, la libertad, el trabajo duro, el respeto mutuo, la libertad de pensamiento, de asociación y la democracia, entre otros. Los líderes de Occidente del siglo XX, enfocaban sus discursos en enaltecer y reforzar este sentido de identidad en los ciudadanos, pero eso ha venido cambiando -para mal- en los últimos 30 años.…