LIBRES EN JESUCRISTO

Paso a Paso a la Eternidad.

LIBRES EN JESUCRISTO La justicia humana no puede declarar inocente al que es hallado culpable de haber infringido alguna ley vigente de la nación, sin que el infractor pague por sus consecuencias, o la multa impuesta por esa infracción. Al igual que el reino terrenal, el reino celestial o espiritual, está regido por leyes, normas y mandamientos decretados por el eterno Creador antes de la fundación del mundo. El hombre que quebrante alguna de estas leyes Divinas, será juzgado severamente en conformidad a los decretos establecidos por el Señor en su bendita palabra. Todos los hombres sin excepción, somos hallados culpables de haber transgredido los decretos establecidos por el eterno Creador, pero a pesar de ser hallados culpables, el apóstol Pablo en su epístola a los Romanos, afirma que somos declarados inocentes de estos cargos: "Pero él nos ama mucho, y nos declara inocentes sin pedirnos nada a cambio. Por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados." Romanos 3:24 TLA. El hombre por la maldad que gobierna en su corazón, constantemente vive trasgrediendo los decretos establecidos por Dios, y son merecedores de un castigo justo. El hombre por sí mismo, no pudo, no puede, ni podrá liberarse del castigo que se merece por quebrantar los decretos de Dios, pero Jehová por su gran amor y misericordia a los hombres, los declara inocentes de esas transgresiones a pesar de que no lo merezcan. El Señor por su profundo amor, justifica al hombre todos sus pecados y los declara inocentes de haber transgredido las leyes que gobierna el reino de los cielos. Al ser declarado inocente de todos los cargos como resultado de sus pecados, el hombre no recibirá el castigo que se merece, en su lugar será recompensado con una vida eterna en el reino de los cielos que no se merece. Esta declaración de inocencia al hombre perverso y pecador, Dios lo hizo posible a través del sacrificio de su amado Hijo Cristo Jesús en la cruz del calvario. En la cruz, el Señor pagó completamente la deuda del pecado del hombre por Su muerte y resurrección. Cuando los pecadores aceptan a Cristo por la fe, quedan declarados inocentes de todo cargo. Gracias al sacrificio que Cristo realizó por amor en la cruz del calvario, somos declarados completamente inocentes de haber transgredido las leyes que rigen el reino de los cielos, todo esto sin haber pagado las consecuencias de nuestras acciones pecaminosas. Gracias a nuestro amado Señor, somos liberados del castigo y del tormento eterno que nos merecíamos como pecadores que éramos. Ahora que hemos sido declarados inocentes por nuestra fe en Jesucristo, debemos llevar una vida consagrada a nuestro Señor, honrando y glorificando Su Santo nombre eternamente, sirviéndole con los dones y talentos que el Espíritu Santo nos ha otorgado.